Ellos sembraron esporas en nuestro mundo, hace unos 3.000 millones de años, para cambiar la acidez de los mares y convertirlos en alcalinos, y así modificar las condiciones químicas del planeta. A esta primera humanidad o civilización extraterrestre se le conoce como la Antártica, o los «Padres Antiguos».
SEMBRANDO LOS PATRONES DE VIDA
Los visitantes científicos extraterrestres, al igual que los Ingenieros Genéticos de las Pléyades, estaban capacitados para estimular la vida en un planeta. En este caso, ellos sembrarían patrones de vida provenientes de Orión, la civilización más emblemática del Universo Material para desarrollar el Plan, por cuanto eran sinónimo del estancamiento cósmico, al haber seguido una línea de comportamiento excesivamente mental heredada de los Resplandecientes y que les llevaría, inclusive, a conducir equivocadamente el conocimiento alcanzado a través de guerras y enfrentamientos estelares.
Así, los científicos extraterrestre depositaron en la Tierra una molécula auto-replicante, que derivaría más tarde en el desarrollo de formas de vida complejas.
El poseer un origen foráneo, Orión en este caso, procuraba observar a una humanidad nueva, terrestre, pero con las mismas influencias u obstáculos que afrontaron las civilizaciones extraterrestres que las precedieron.
CÓMO ERA LA TIERRA
Antes de la visita de los científicos del Cisne, en la Tierra primitiva no había aún ningún ser vivo. El modelo que actualmente manejan muchos científicos nos presenta una corteza bastante caliente, compuesta de roca primitiva bañada por mares en continua ebullición y en equilibrio con nubes cargadas de lluvia y electricidad estática, que se descargaban en forma de violentas tormentas con rayos y centellas.
A medida que descendió la temperatura, poco a poco se fueron formando —al «azar» según la opinión de la ciencia— otras sustancias necesarias para la eventual formación de las primeras moléculas capaces de auto-reproducción: formato, aspartato, lactato, glicina, ribosa, adenina y glucosa.
¿Por qué se pueden formar estas moléculas? Todo ello, desde luego, no fue fruto del azar, sino de la propia intervención extraterrestre y la «siembra» de los patrones de vida , que se basaba no sólo en un inimaginable conocimiento químico, sino también de su íntima y secreta relación con la geometría. Por ejemplo, el empleo del «tetraedro». Es interesante saber que tanto el carbono como el nitrógeno y el oxígeno son fundamentalmente tetraedros, que de alguna manera buscan asumir esa geometría de manera tal que tendrán la mayor estabilidad cuando en los cuatro vértices del tetraedro se encuentren dos electrones con espín opuesto. Esto es importante, por cuanto cualquier otra estructura será menos estable y susceptible de reaccionar con otros átomos. Por supuesto, los seres del Cisne sabían todo esto.Desde 1990, Christopher Chyba del Instituto para la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre propuso que el agua y los gases de la atmósfera terrestre provienen de la colisión con cometas, meteoritos, etc. que no sólo trajeron agua y gases sino aminoácidos y otras moléculas orgánicas. Evidencia de que esto pudo haber sido así, es que en los Cometas Halley, Hale-Bopp y Hyakutake se detectó la presencia de querógeno, etano y metano. Hoy por hoy esta teoría, llamada «panspermia» por los científicos que la apoyan, señala la Nebulosa de Orión como el posible origen de las primeras moléculas en la Tierra.
La presencia de los científicos del Cisne explica cómo llegaron esas moléculas. Y como hemos visto anteriormente, por qué se escogió Orión como modelo de «siembra».
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