sábado, 21 de diciembre de 2024

El Plan Cósmico 21: El Reencuentro en el Tiempo




Como Jesús es el Señor del Tiempo, y la Tierra será reconectada al Real Tiempo del Universo —acontecimiento que guarda una estrecha relación con el Retorno de Cristo— debemos mencionar aquí otros Proyectos Extraterrestres de Civilización Humana que se desarrollaron en América.

Uno de ellos, de singular importancia, fue el Proyecto Maya.


LOS MAYAS Y EL CALENDARIO MÁGICO

Los Mayas fueron una de las más brillantes y poderosas culturas conocidas de Mesoamérica. Dominaban un lenguaje escrito, eran hábiles arquitectos, arriesgados comerciantes y talentosos artistas. No constituían un Estado unificado, sino que se organizaban en varias ciudades-estado independientes entre sí que controlaban un territorio más o menos amplio. Tampoco hablaban una única lengua. Los grupos mayas se asentaron en un territorio continuo de casi 400.000 km², que abarca los actuales Estados mexicanos de Yucatán, Campeche, Quintana Roo y partes de Tabasco y Chiapas, así como los países centroamericanos de Guatemala y Belize, y porciones occidentales de Honduras y El Salvador. Sobrevivieron 6 veces más tiempo que el Imperio Romano, y construyeron más ciudades que los antiguos egipcios.

Los mayas eran pacíficos y vivían organizados por tribus en ciudades y pueblos que se confederaban sin un soberano común que ejerciera el poder. La tierra era propiedad común, distribuida por el cacique de la tribu. El arte maya, cuya cronología aún se discute, ofrece en todas las regiones donde se encontraban monumentales edificios de piedra, imponentes pirámides, templos y palacios recubiertos de elaborados relieves, pinturas murales, esculturas y ricas cerámicas.

Habrían aparecido en escena, según sus propias cronologías, en el año 3114 antes de Cristo, constituyéndose en una de las más avanzadas culturas de Mesoamérica y el mundo. Sin embargo, todo el legado histórico sobre el pensamiento maya, es casi nulo, ya que además de su obra arquitectónica y algunas narraciones, directamente de ello sólo poseemos 3 de los cientos de códices que quemó Diego de Landa, evangelizador español.

Los Códices de Dresde y Tro-Cortesiano han revelado las hazañas que eran capaces de lograr, y si nos detenemos a pensar en el legado perdido, que durante siglos los sacerdotes mayas habían atesorado, es triste imaginar toda la influencia que pudo haber tenido en el «Viejo Mundo».

El tiempo era meticulosamente medido por los sacerdotes mayas, y el pueblo tenía sus raíces aferradas a las creencias astrológicas. La necesidad de seguir patrones de vida regidos por sus «dioses» —según la tradición, venidos de Las Pléyades—, los inspiró a crear el Tzolkin («Cuenta de los Días»), que es un calendario astrológico de 260 días formados por 20 meses con 13 días cada uno. El Tzolkin regía la vida del pueblo.

Hunab Ku, es el centro de la galaxia, y a su vez, el corazón y la mente del Creador para los mayas. Si bien existían «esencias» menores, como Chac, dios de la lluvia, Hunab Ku era el centro de todo, y hacia allí y a través del Sol, dirigían su mirada al estudiar las estrellas. Este conocimiento ancestral confirma lo que los Guías Extraterrestres nos han venido transmitiendo sobre las emanaciones de energía provenientes del Sol Galáctico y su importante influencia en nuestra vida.

Así, poco a poco se descubre el legado maya, y somos más quienes nos maravillamos con estos astrónomos, matemáticos, físicos, ingenieros, constructores; que poseían en lo que en nuestra visión ingenua del mundo creemos que es una civilización un poco primitiva, pero a la luz de los números mayas y su conocimiento, debemos comprender que sabían tanto o más que nuestros actuales científicos.

Es más, sus medidas astronómicas probaron ser tan exactas, que comparándolas con las medidas tomadas por la NASA son apenas diferentes en milésimas de segundo. Por ejemplo, según los mayas, la rotación completa de la Tierra alrededor del Sol es de 365,2420; mientras que la NASA lo mide en 365,2422.

Sin embargo, lo más importante que han dejado los mayas, han sido sus avisos a la Humanidad futura, como el que constituye la Profecía de la Reconexión con el Tiempo Real.

Por alguna razón, en el auge de su brillante civilización, abandonaron sus ciudades, dejando atrás palacios, observatorios astronómicos, obras de arte, cientos de monumentos y estelas... y desaparecieron.


EL RAYO SINCRONIZADOR

Los mayas nos dicen que desde el centro de la galaxia (Hunab Ku), cada 5.125 años, surge un «Rayo Sincronizador», que sincroniza a nuestro Sol y a todos los planetas, con una poderosa emanación de energía. Ellos dividían el Ciclo de Precesión de los Equinoccios, en dos partes de 12.813 años: el Día y la Noche Galácticos. Y también lo dividían en 5 períodos de 5.125 años: la Mañana, Mediodía, Tarde, Atardecer y Noche Galácticos. Según los mayas, justamente en este Tercer Milenio, estaremos ingresando en la Mañana Galáctica, lo cual estará marcado por el Rayo Sincronizador de Hunab Ku.

Ahora bien, en el año 1997, la NASA descubrió que desde el centro de la galaxia, comenzó a emitirse enormes cantidades de energía... ¿Será la energía del Sol Manásico que hablaban los Guías, y que puede ser canalizada por los Cristales de Cesio? Los mayas nos dicen que el período intermedio al traspaso dura 20 años, y ellos lo llaman «El Tiempo del No-Tiempo», en donde ocurren grandes cambios. Es allí cuando debemos ser capaces de transformarnos. Esta transformación implica algo tan profundo como la elección de evolucionar: energéticamente, concientemente, completamente.

Los datos científicos recopilados en estos años respaldan esto. Veamos algunos:

1) En Septiembre de 1994, todas las líneas magnéticas terrestres sufrieron disturbios, disminuyendo y moviéndose; lo cual ocasionó que muchas ballenas encallaran, y pájaros en migración se perdieran. Incluso en los aeropuertos, debieron reimprimirse mapas, y los aviones debieron aterrizar manualmente.

2) En 1996, Soho, el satélite enviado a estudiar al Sol, descubrió que nuestra estrella ya no tenía sus Polos Magnéticos Norte y Sur: Se había convertido en un solo campo magnético, las polaridades se homogenizaron. En el mismo año, se produjo un «bamboleo» magnético que ocasionó que nuestro Polo Sur Magnético, en un solo día, se moviera 17 grados de su posición, comportándose erráticamente.

3) En 1997, ocurrieron grandes tormentas magnéticas provenientes del Sol, que incluso destruyeron satélites orbitando la Tierra. Por si esto fuera poco, según las mediciones comparadas, la Tierra se ha acelerado y ha perdido gran parte de su energía magnética, ya que en 1996, teníamos 4 Gaus, y en 1999, había disminuido a 1.5 Gaus. La aceleración de la frecuencia vibratoria terrestre se demuestra en que en 1997, la frecuencia era de 7.8 Hz, mientras que en 1999 se elevó a 11.5 Hz.

La fecha clave de este proceso o el inicio del mismo es el año 2012, cuando termina el «Tiempo del No-Tiempo». Curiosamente, según los estudios matemáticos de Paracelso sobre el llamado «Final del Tiempo», nos dice que en realidad, dicha época, marcada por finales o principios, ronda exactamente en los años 2012 al 2017. Esto quiere decir, como bien nos han enseñado los Guías, que estamos viviendo un momento extraordinario, donde los tiempos han de reconectarse, como lo hizo Jesús.

La Civilización Maya recibió estas claves y he allí el legado de los Mensajeros Celestes, que, curiosamente, habían venido del Sistema «Maya» de las Pléyades, para enseñarles precisamente que vivíamos en un mundo con un tiempo ilusorio. No es casualidad que en oriente se llame «Maya» al Mundo de la Ilusión, y del cual la Humanidad debe despertar.


EL PROYECTO INCA Y LA PROTECCIÓN DEL DISCO SOLAR

Hablar de la reconexión de los tiempos, es hablar también del Gran Disco Solar, que como mencionamos, fue construido por la Hermandad Blanca del Espacio que llegó hace miles de años al Desierto de Gobi.

Aquellos 32 Maestros Cósmicos, actualmente se encuentran en animación suspendida, estando sus cuerpos «dormidos» y sus Esencias en un estado «permanente» de astralidad, con la intención de equilibrar la pugna de fuerzas en nuestro planeta. Ellos aun permanecen en su gran nave triangular bajo las arenas silentes del Desierto de Gobi.

Para darle continuidad física a su misión en la Tierra, aquellos mentores entregaron a los sacerdotes sobrevivientes de la Atlántida la posta para resguardar el conocimiento. Ello significaba también confiarles el resguardo del Disco Dorado que construyeron, y que constituye una suerte de «Llave Interdimensional».

Así, el Disco Solar fue colocado en un templo subterráneo cerca del actual Lago Titicaca, en Bolivia.


WIÑAYMARCA: LA CIUDAD ETERNA

Este lugar era llamado Wiñaymarca, la «Ciudad Eterna» del gran Huyustus, el primer Gran Maestre de los sacerdotes salvados de las aguas.

Wiñaymarca se mantuvo activa por miles de años; su maravillosa arquitectura se erguía desde las galerías intraterrenas hasta sobrepasar la helada superficie andina, mostrando sus colosales paredes y sus finos grabados en la roca. Este centro espiritual, la legendaria Wiñaymarca, que otrora fue resplandeciente en las cercanías del lago sagrado, cobijó una estirpe de sabios, herederos de un conocimiento antiguo y de una noble responsabilidad; así era Ciudad Eterna, cuyo único testimonio se ampara en las leyendas y en las ciclópeas ruinas de Tiwanaku.

En este lugar se habría desarrollado una alta civilización de gigantes, como la describe Pedro Cieza de León en el año 1550, al decir que fue edificada antes del Diluvio, en una sola noche, por «gigantes desconocidos». El Padre Bernabé Cobo, también hace referencia a gigantes en sus crónicas. Según su relato, un tal Juan de Vargas halló entre las ruinas los restos de unos de estos gigantes...

TIWANAKU, en aymará, quiere decir «Piedra en el Centro», un nombre que por sí solo revela para qué fue utilizada esta legendaria ciudad: como un templo sagrado.

No obstante, su conformación pacífica e inofensiva la transformaría en un blanco sencillo para los aguerridos pueblos que habían surgido, como ocurrió también con otros proyectos de Civilización, entre ellos el Sumerio y el Olmeca, previo a la aparición de los Mayas.

Ante la amenaza, los Maestros pusieron a salvo el Disco Solar, y sellaron la entrada del templo subterráneo que lo albergaba. Los invasores nunca encontrarían el recinto secreto, aunque dieron muerte a varios sacerdotes de la ciudad.

Uno de los descendientes directos de Huyustus se dirigió hacia una isla del gran lago sagrado, conociendo de antemano en qué lugar de la actual Isla del Sol en Bolivia se encontraba un antiguo túnel que le ayudaría a escapar del peligro. Este hombre, hábil e inteligente, sería conocido más tarde como Manco Cápac o Ayar Manco.

Según nuestras observaciones, en la isla se encuentran numerosos túneles, que lamentablemente han sido tapados y enterrados por la superstición de la época feudal boliviana, tal como ha ocurrido también en Perú y Ecuador. Empero, luego de diversas indagaciones, encontramos una de las posibles entradas —tapada también, por cierto— al túnel que, se afirma, conecta con la Isla de la Luna y, por si esto fuera poco, con Cusco, en el Perú.

Cualquiera que ve esto, no podría evitar pensar que Manco Capac y sus hermanos, viajaron al Cusco bajo tierra, salieron por las cavernas de Pacaritambo, y luego caminaron hasta encontrar el lugar definitivo: el Cerro Huanacaure, desde donde se iniciaría el Imperio Inca.

Pero ante esto, en el resguardo, Manco Cápac comprobó que muchos hombres se hallaban en estado de barbarie, y lejos de sentir rechazo hacia ellos, se apiadó del ritmo tan violento que llevaban. Fue así, que guiado por una fuerza superior, decidió ayudar a aquellos pueblos, para que estos conocieran la Luz de la civilización. La Confederación Galáctica aprobaba sus intenciones y le otorgó el apoyo necesario para iniciar lo que se denominaría Proyecto Inca.

Cabe mencionar que Manco Cápac no estaba solo. Ayudado por su hermana de sangre, quien es mencionada en las leyendas andinas como Mama Ocllo, iniciaron este proyecto de instrucción y ejemplo.


LOS HIJOS DEL SOL

Según la leyenda, Manco Cápac y Mama Ocllo, bajo las órdenes del Astro Solar, emergieron del Lago Titicaca para cumplir con su intención de ser la guía y orientación de los pueblos que vivían en estado de barbarie.

Estos enigmáticos personajes poseían un bastón de oro, y donde se detenían, lo clavaban en la tierra. En un determinado punto, el bastón se hundió totalmente: se había encontrado el lugar propicio para iniciar el desarrollo de una de las culturas más importantes del mundo. Así se habría iniciado el Imperio de las Cuatro Regiones: El Tawantinsuyo (Tawa significa «Cuatro»; y Suyo, «Región»).

Debemos mencionar que Manco Cápac y Mama Ocllo, ya desde niños, habían sido preparados previamente por los Mensajeros Celestes, fuera de la Tierra. Por tanto la misión que ellos tenían de sembrar las bases de una avanzada civilización en Sudamérica, era parte de un proyecto que procuraba la activación del legado de la Hermandad Blanca y la futura protección del Disco Solar. Los Incas, tendrían esta misión suprema: proteger la sagrada herramienta que une los Tiempos.

La relación de todo esto con el Mundo Subterráneo es importante.

Por ejemplo, existe otra leyenda sobre el origen de los incas en donde se habla que 4 hermanos y sus mujeres salieron de una caverna, para fundar el Imperio del Sol. Una vez más, el protagonista es Manco Cápac, quien finalmente cumple su misión. Sea como fuese, ambos relatos nos colocan ante un inicio marcado por particulares características que le van a dar vida a esta sabia civilización.

El Imperio Inca, fue un gran imperio que, en líneas generales, se extendió desde el sur de Colombia a la parte central de Chile y desde los Andes hasta la costa. El lugar escogido para sembrar las bases de una nueva civilización fue el Kosko (Cusco), punto magnético que reunía las condiciones para servir de escenario a esta elevada cultura. Los primeros tiempos de lo que podríamos llamar la «Segunda Dinastía Inca» —la primera corresponde a Tiwanaku—, transcurrieron con suma paz, abundancia y felicidad.

Los incas desarrollaron una economía basada en una intensiva construcción de hileras de terrazas en las montañas, en las que consiguieron una maestría en el arte hidráulico y de irrigación de las aguas. Su civilización se congregó tanto en centros urbanos como en redes de caminos. Tuvieron una administración eficiente y manejaron con destreza las artes, así como el refinamiento de metales trabajados; su arquitectura eficaz y sobria, contrastaba con una artesanía muy singular en las telas y de exquisito gusto en su acabado. También, una extraordinaria mano de obra en la alfarería complementó las diversas artes en que se expresaron.

En un ligero, pero muy bien dotado repaso a la religión incaica, podríamos decir que, en un principio, fue «sencilla». Sólo adoraban a Viracocha, a quien ellos denominaban Padre Creador, y a unos pocos más como: Inti, Mama Kiya, Pacha Mama y Pachakamak.

Illa Viracocha Pachayachachi, era también llamado El Señor, el Esplendor Originario y el Maestro del Mundo. En realidad fue la primera divinidad de los antiguos tiahuanacos, que provenían del Titicaca. Creó el cielo y la tierra, y la primera generación de gigantes que vivían en esta zona...

El culto al dios creador suponía un concepto de lo abstracto y de lo intelectual, y estaba destinado sólo a la nobleza. Viracoch,a al igual que otros dioses, fue un dios nómada (!) y tenía un compañero alado, el Pájaro Inti, una especie de pájaro mago, gran sabedor de maravillosas cosas e incluso de los acontecimientos futuros.

Ya en 1977, la arqueóloga María Scholten de d'Ebneth, sacudió los cimientos de la academia al publicar por primera vez sus investigaciones sobre «La Ruta de Viracocha». En dicho estudio, la Señora Scholten demostró que diversos puntos arqueológicos de Bolivia, Perú y Ecuador —lugares que las leyendas marcan como «zonas de paso» del dios instructor Tecsi Viracocha— estaban magistralmente alineados con el uso de la geometría, poniendo así sobre el tapete los verdaderos conocimientos científicos de las antiguas culturas andinas. Y es que Viracocha fue uno de los Instructores Celestes.


DE MANCO CÁPAC A ATAHUALPA: DE LA LUZ A LA OSCURIDAD

No pasaría mucho tiempo para que Manco Cápac revelara la existencia del Disco Solar. Antes de su muerte, le confió a Sinchi Roka, su sucesor, la entrada secreta al recinto subterráneo que se hallaba a orillas del Lago Titicaca, conocido antiguamente como Mamakota o Pukinacoha («Lugar de Origen»). El Disco fue hallado y de inmediato fue trasladado al Koricancha de Cusco, el templo de oro dedicado al astro solar.

Lamentablemente la sangre guerrera de los incas empezaría a surgir. Guiados por Sinchi Roka —curiosamente, Sinchi significa «Guerrero», «Demasiado Fuerte», «Amargo»—, llevaron a cabo un plan que procuraba expandir el imperio más allá de los límites conocidos. Así comienzan a transcurrir los primeros años de esta «Segunda Dinastía Inca», en donde pasaron por gobiernos pacíficos como el del estadista y contador Yoke Yupanki, al poderoso y conquistador de Cápac Yupanki, quien extendió los límites de sus reinos más allá de las tierras conocidas.

Entre guerras externas e internas transcurriría gran parte de los períodos entre el séptimo Inca, Yahuar Huaca y el noveno, Pachakutek, quien también sería recordado como el mayor de los constructores, no sólo de los grandes e imponentes templos, sino también del planeamiento urbano y estratégico de defensa de sus ciudades.

Pero la cuenta regresiva del final no se hizo esperar y comenzaba a marcarse con la llegada del 11° Inca, Huayna Cápac. La Gran Hermandad Blanca, en su retiro en la selva de Madre de Dios, al oriente del Imperio, no era ajena a los acontecimientos que estaban a punto de suceder.


PAITITI: LA CIUDAD SECRETA

Huayna Cápac, padre de Huáscar y Atahualpa, ascendió al trono en el año 1481, a los 30 años de edad. Era afable y muy querido por sus vasallos; se le admiraba por su valentía y prudencia, y se le temía por ser un implacable conquistador. Tuvo unas 50 mujeres y más de 100 hijos varones. Con la hija del señor principal de Quito, engendró a Atahualpa, mientras que Huáscar nació en Kosko (Cusco), producto de la unión con la coya Rahua Ocllo, su hermana y segunda mujer legítima, ya que la coya de mayor edad no le había podido dar descendencia.

Huayna Cápac gobernó por más de tres décadas continuando con su política de extensión territorial y fortaleciendo la organización estatal iniciada por su padre Túpac Inca Yupanki, gran conquistador y estadista. Éste, quiso llevar a cabo una ambiciosa expedición militar de conquista hacia la zona selvática de Madre de Dios con más de 40.000 guerreros, para ensanchar las fronteras de imperio al Antisuyo. Pero está demostrado que las fuertes resistencias de las tribus aborígenes, mas la difícil geografía de los torrentosos ríos, así como las selvas tupidas e impenetrables, el clima excesivamente cálido y todo tipo de parásitos y alimañas, obligó a las diezmadas huestes incas a pactar con el Gran Yaya, señor y cacique de las tribus de la región del Paititi.

Según la leyenda, testimonio de dicho convenio fue la construcción de la ciudad llamada Paikinkin Kosko («Ciudad Gemela de Cusco»), en la Meseta del Pantiakoya, como último puesto de penetración en la selva, conectada con Paucartambo por 7 tambos y pucaras a lo largo del camino.

Al pie de la ciudad, se construyó una laguna de forma cuadrada para asegurar los recursos hídricos. Este lugar, considerado como un santuario por los lugareños, se encontraba al lado de una gran cascada y de una montaña atravesada por profundas cavernas. No obstante, no debemos confundir esta penetración inca en la selva como la fundación real de Paititi. En realidad, el verdadero Paititi es una ciudad intraterrestre, establecida antes que la propia aparición del Imperio Inca por supervivientes de la Atlántida.

Por ejemplo, las propias leyendas cuentan que del interior de las grutas se veía salir a hombres muy altos vestidos de blanco o con trajes de color ocre. Así, la avanzada inca no solamente tuvo que solicitar autorización de los indígenas de la zona, sino también a los habitantes de los subterráneos o los «Guardianes Primeros». Se decía que estos, los Pako Pakuris, eran sobrevivientes de una civilización que se extendió por toda la región amazónica y que representaban a una Humanidad Intraterrestre...


EL OCASO DEL TAWANTINSUYO  

Mientras Huáscar y Atahualpa peleaban por asumir la conducción del Imperio, Choke Auki, el hermano secreto de ambos —un hombre joven, de mediana altura y buen ver, intuitivo e inteligente—, sería quien culminaría la misión de los Incas, que se vio afectada por el mal uso del poder. Conquistaron desmedidamente, y por Ley de Causa y Efecto, terminarían conquistados.

Desde el centro principal de la Jerarquía, construido bajo tierra en las selvas de Madre de Dios, en el actual Perú —región que trató de conquistar Túpac Inka Yupanki, como se reseñó antes—, llegaron tres emisarios al Imperio, advirtiendo el desenlace fatal que se aproximaba.

Los Maestros Incas sabían que los enviados del Reino Intraterrestre se hallaban en lo cierto, ya que diversas señales que habían venido observando apuntaban al final del Imperio. Entonces, luego que se marcharon los emisarios, los Ancianos Kipumayok escondieron todos los archivos que pudieron reunir de la cultura andina; de igual forma llevaron el Disco Solar hacia un lugar seguro. Un disco fabricado en oro puro, idéntico al original, sería puesto en reemplazo en la pared del Korikancha, para no despertar sospechas.

Por ello, el Príncipe Choke Auki convocó en secreto a los Amautas o Maestros y les planteó la posibilidad de una fuga colectiva rumbo a un lugar seguro, donde los Pako Pakuris habían llevado el Disco de Oro para protegerlo, y que no cayese en manos de los conquistadores.

Para llevar a cabo esta huida, Choque contaría con la ayuda de los habitantes del pueblo, de los sacerdotes y de los Mamakunas cerca del Templo del Sol. Desde allí, los enviados entrarían en el Korikancha durante la noche, para ingresar en la Gran Chingana —en quechua, «Laberinto»—, un túnel subterráneo laberíntico que va por debajo de la ciudad hacia la fortaleza de Sacsayhuamán; luego seguirían por otro túnel cercano en dirección a Paucartambo, y de allí, finalmente en la superficie, venciendo duros parajes, hacia las selvas del Manú...


EL DESPERTAR DEL DISCO SOLAR

La huida de Choke Auki y la protección del Disco Solar se habría dado en el año 1533. El Disco, hoy custodiado por los Maestros de la Hermandad Blanca del Paititi, es una suerte de herramienta cósmica que actúa como una «llave» interdimensional, pudiendo llevar al planeta entero al Real Tiempo del Universo, cuando se produzca, como vimos, la Reconexión de los Tiempos.

Por ello, los Maestros dicen que el Disco no representa en verdad a nuestro Sol, sino al Sol Central Galáctico. Y ahora sabemos, que tampoco es el único.

Además del Gran Disco del Paititi, existen otros 12 Discos que fueron construidos por las antiguas civilizaciones de América bajo la supervisión de los Mensajeros Celestes. Estos discos formarán una verdadera red energética que, atada al Disco Solar del Paititi, en el momento cumbre de la Conexión Galáctica, elevarán la Tierra.

Estos Discos están custodiados actualmente en los Retiros Interiores de la Hermandad Blanca, en lugares como: 

  1. Monte Shasta (USA). 
  2. El Valle de las 7 Luminarias (México). 
  3. Ciudad Blanca (Honduras). 
  4. La Laguna de Guatavita (Colombia). 
  5. El Monte Roraima (Venezuela). 
  6. La Cueva de los Tayos (Ecuador). 
  7. El Lago Titicaca (Bolivia). 
  8. El Desierto de Atacama (Chile). 
  9. La Sierra del Roncador (Brasil). 
  10. El Cañón de Talampaya (Argentina). 

Estos 13 Discos —el de Paititi y los 12 restantes—, forman «La Red del Tiempo», y es curioso que, para los mayas, el número 13 representaba precisamente al Tiempo, y que el sacerdocio mágico estaba compuesto por un Maestro y 12 discípulos, como fue con Jesús y sus Apóstoles. Bajo este simbolismo, el Disco del Paititi representa a Cristo, y por tanto su Retorno como Señor del Tiempo.

No es casualidad, tampoco, que dentro de la Cosmogonía Andina se espere al Príncipe Choke, el Inka Rey, que deberá volver de Paititi al Cusco, el «Ombligo del Mundo», para restablecer el orden y sellar un Nuevo Tiempo.

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