domingo, 22 de diciembre de 2024

El Plan Cósmico 22: El Plan Cósmico, Hoy




En estos últimos siglos de historia humana, las operaciones de la Confederación Galáctica han tomado un curso más discreto y cauteloso.

Observaron que si debíamos conseguir lo que ellos no lograron, y así restituir el orden perdido en el Cosmos, no podíamos ser interrumpidos en esta tarea que debemos sellar por mérito propio. De lo contrario, ¿cuál sería el sentido del Plan Cósmico? Ello no quiere decir, que tanto los enviados celestes como la Hermandad Blanca, hayan dejado de inspirar al ser humano en sus recientes años de historia. Desde los Caballeros Templarios protegiendo los caminos sagrados, a los Cátaros custodiando el secreto del Santo Grial; desde los Hopi —actualmente afincados en una Reserva de Arizona—, en cuyas tradiciones se cuida el legado de una civilización perdida anterior a ellos, al Dalai Lama, sólo por citar algunos ejemplos, han sido conscientes de estas realidades. Y, sea como fuere, han contribuido con la Humanidad por proteger lo más sagrado de ella.

Así, y volviendo al relato líneas arriba, los Sabios Mentores del Consejo Galáctico creyeron oportuno aplicar un Protocolo de No-Intervención, y evitar con ello una participación directa en el progreso de nuestra civilización.

Por otra parte, fortalecerían la llamada Cuarentena Planetaria en nuestro mundo, que venía funcionando con cierta flexibilidad desde la tensión atlante. Esta medida de intensificar la protección de la Tierra fue establecida a raíz de la Segunda Guerra Mundial humana y el empleo de armas de destrucción masiva.


LA CUARENTENA PLANETARIA

El desarrollo y empleo de armas destructivas podría atraer a otras civilizaciones extraterrestres de similar frecuencia vibratoria —entiéndase belicosas y colonizadoras— venir a la Tierra, un planeta que resulta atractivo por sus recursos naturales y energías.

Sin duda, uno de los grupos extraterrestres que más ha pretendido romper este cordón de protección de los Vigilantes ha sido el de los Zeta Reticulianos.

Estos pequeños hombrecillos grises, en realidad, son una raza clonada, una creación de los oriones en tiempos de la Guerra Antigua —como vimos, anterior a la rebelión de Satanael— para estar al servicio de esta verdadera guerra estelar.

Cuando la Guerra Antigua terminó y se estableció la paz, aquellos hombrecillos —que fueron utilizados para operar tecnología bélica y grandes astronaves—, fueron desplazados al Sistema Zeta Reticuli.

Estos seres, autómatas, cayeron bajo el control de Satanael, quien desde su Prisión Astral en nuestro mundo aún ejerce influencia en ellos, motivándoles a venir a nuestro planeta para que puedan rescatar a los deportados; ello a través de la creación de cuerpos que permitan a los encarcelados dimensionales encarnar y de allí partir de regreso a Orión.

Este plan de rescate se ve reflejado en los casos de raptos o Abducción —aunque un buen porcentaje de ellos ha sido producto de una manipulación de hechos reales, y otros, invenciones—, que procuraban utilizar material genético humano para la creación de estos cuerpos híbridos.

Los Vigilantes de la Confederación han neutralizado, efectivamente, la mayoría de estas intervenciones de los hoy llamados «Grises», interceptando sus naves en el espacio, y destruyéndolas.

Todo esto explica los casos de naves estrelladas en nuestro planeta, como el célebre Caso Roswell, en Nuevo México (USA, 1947). Sin embargo, no es el único.

Entre otros episodios genuinos de naves interceptadas por los Vigilantes que cayeron a la Tierra, podríamos citar:

  • Laredo, Texas (19 de Junio de 1953): Se recuperaron 4 cuerpos.
  • Brighton, Inglaterra (5 de Mayo de 1955): Se recuperaron 4 cuerpos. 
  • Desierto de Sahara (18 de Julio de 1972): Se recuperaron 3 cuerpos. 
  • Chihuahua, México (25 de agosto de 1974): Se recuperó la nave casi intacta y un número de cuerpos no determinado. 
  • Algunos casos más como en Bolivia (1978), Afganistán (1988), Sudáfrica (1989), entre otros.

No obstante de estos incidentes de «UFO-Crash», es poco lo que sabemos. Casi nada, por cuanto existe un oscuro interés por silenciar todo aquello que nos pueda dar luces sobre nuestro rol y misión en el Universo. Esta suerte de «mano negra» proviene de las propias fuerzas satánicas, que han logrado infiltrarse en altas esferas de dirección planetaria, influyendo a líderes políticos, militares, y hasta corporaciones, todo como parte de una gran conspiración que procura ocultar al ser humano quién es realmente...

«El silencio es el arma más poderosa del mal», decía Maurice Magré, en «La Sangre de Toulose» (1931). Su pensamiento, dibuja bien el panorama.

Tan importante es la «verdad» para el ser humano, que las fuerzas oscuras han venido ejerciendo una influencia tenebrosa para impedir que el hombre conozca su Misión. No en vano, todo aquello que nos podía aclarar nuestro origen cósmico y el proceso seguido, se halla destruido, salvo los archivos de la Gran Hermandad Blanca.

De existir aún la Biblioteca de Alejandría, por ejemplo, tendríamos muchas respuestas sobre nuestro pasado —según Carl Sagan, en Alejandría se guardaba un libro titulado «La Verdadera Historia de la Humanidad a lo largo de los últimos 100.000 años»—; lamentablemente, Julio César y sus tropas, saquearon la ciudad e incendiaron sus casas, destruyendo así los archivos en el año 48 a.C. César es tan sólo el primer incendiario de la lista, ya que en nuevas ocasiones se insistió en quemar la Biblioteca. En su momento, ésta albergaba más de 700.000 pergaminos, reunidos de diferentes regiones y culturas; ello se logró gracias al Faraón Evergeta II, que había ordenado que todo libro que llegase a Egipto debía ser depositado en Alejandría. Este es uno de los casos más tristes, y peor aún, no es el único que registra la historia. Antes de aquel primer incendio de la Biblioteca de Alejandría, encontramos otras lamentables destrucciones.

En el año 213 a.C. el Emperador chino Shi Hoang-Ti mandó quemar todos los libros antiguos —salvo los que ordenó guardar para su biblioteca personal—. Por si esto fuera poco, reunió a 460 escritores que sepultó vivos, advirtiendo a sus homólogos que correrían la misma suerte, si es que tenían en su poder alguna tablilla escrita. Esta medida, sin lugar a dudas, obedecía a la ignorancia del Emperador.

Un siglo antes, en el año 330 a.C., Alejandro Magno incendió la Biblioteca de Persépolis. El fuego llegó a consumir los antiguos archivos que, si hubieran sobrevivido a tal acción, nos hubieran brindado una mayor claridad sobre la antigua sabiduría persa.

El Rey Nabonasar no se queda atrás: en el año 747 a.C., ordenó eliminar las crónicas de la Biblioteca de Babilonia. La misma suerte correrían numerosos documentos antiguos, siendo muy pocos los que fueron rescatados de las imprudentes destrucciones.

De seguir retrocediendo en el tiempo llegaríamos a la época de la Atlántida, donde afortunadamente, buena parte de los registros fueron puestos a salvo gracias a los Estekna-Manés de entonces.

Por citar algunos casos más, podríamos citar la destrucción de: 

  • Los Libros Sibilinos de los Sacerdotes de Apolo. 
  • Los antiquísimos textos del Zend Avesta. 
  • Los manuscritos rúnicos de la Civilización Celta. 
  • Los libros de la Antigua Djudul, la Tebas de Oriente. 
  • Los libros cátaros. 
  • Los códices sagrados mayas y de otras antiguas culturas de Mesoamérica. 
  • Los Kipus o registros de información de la Cultura Inca. 
  • Los miles de tratados de «ciencias extrañas», quemados conjuntamente con sus poseedores por la Santa Inquisición. 
  • Libros de información en general destruidos por el Tercer Reich en 1939. 
  • El robo de los Manuscritos de Qumrán, entre otros apenantes casos. 

Y es que, hoy en día, esta conspiración continúa, siendo dirigida o estimulada por un grupo poderoso que controla los hilos del mundo.

Este grupo decide, por ejemplo, cuándo habrá una guerra. Qué nuevo virus humano crear. Cómo lograr la quiebra económica de un país. Cómo monopolizar los recursos naturales del mundo. En fin, sembrar las bases de un Nuevo Orden Mundial Negativo.

Ellos son conocidos bajo el nombre de «Illuminati», nombre que, curiosamente, recuerda al Resplandeciente del Universo Mental, Luzbel o Lucifer, que en latín quiere decir precisamente: «El Que Porta La Luz».

Según los Guías Extraterrestres, algunos de los oriones deportados habrían logrado corporizarse en la Tierra pero no para escapar, sino para dirigir esta iniciativa tenebrosa que se remonta varios siglos atrás, influyendo en la oscuridad el destino de las naciones. Esta conspiración, cabe señalar, no es patrimonio de algún país en específico. Si no de un grupo de individuos que han sabido enquistar su semilla del mal y redes de manipulación en las más poderosas naciones de la Tierra para lograr sus objetivos.

Sin embargo, pese a ello, la Luz está prevaleciendo sobre la Oscuridad.


EL GOBIERNO INTERNO POSITIVO DEL PLANETA

Así como existe esta influencia de la Oscuridad, existe también una fuerza de Luz que la antagoniza: La Hermandad Blanca.

Las Misiones de Ayuda Extraterrestre en la Tierra, como la Misión RAHMA, se han concentrado en el despertar progresivo de la conciencia humana, como un aporte de luz, para comprender que no estamos solos en el Universo, que formamos parte de un Plan Cósmico, y que nuestro futuro es construido por nuestros pensamientos y acciones, interactuando continuamente en él como artífices del destino planetario.

El mensaje es claro: El mundo no se va a acabar ni destruir. Se está transformando. Y para contribuir positivamente en esta transformación debemos iniciar la nuestra propia, que involucra despertar el recuerdo de quiénes somos realmente, y qué podemos ser...

Si la Oscuridad trabaja con el silencio, la conspiración, la manipulación y la ignorancia, las fuerzas de la Luz lo hacen con la Verdad. Por ello Jesús dijo: «Conocerán la Verdad, y la Verdad los hará libres».

Esta verdad, aquel conocimiento sagrado, es el tesoro espiritual que protege la Hermandad Blanca en sus Retiros Interiores. Por ello el principal objetivo de nuestra experiencia de contacto, es precipitar la recepción de la Verdadera Historia Planetaria, llamada por los Maestros, simbólicamente, «El Libro de los de las Vestiduras Blancas».


EL RETORNO

La importancia de aquel tesoro, la Historia Planetaria y Cósmica, es gravitante. Si escuchamos el verdadero pasado, por consecuencia lógica comprenderíamos el presente, y sobre la base de todo ello, construiríamos un futuro diferente.

Un futuro que tiende a ser prometedor, en donde la Humanidad, responsabilizándose de su papel a través del conocimiento, asume con responsabilidad la tarea suprema de vibrar en Amor, y su expresión máxima, el perdón, ante todo el mal a la que ha sido expuesta en esta Conspiración Cósmica en que nos hemos visto involucrados en medio de la ignorancia.

Si debemos asumir un encargo, tenemos que saber qué se nos ha encargado; por lo tanto, si tenemos que amar y perdonar, debemos saber a conciencia qué vamos a perdonar. Si no fuese así, sería imposible redimir el planteamiento egoísta de los opositores.

Es por esto que es necesario el conocimiento, como una herramienta para comprender la Verdadera Historia, y así confrontar las bases mismas de aquellos que se levantaron en contra del Plan Cósmico —como Luzbel, sus seguidores de Orión y sus tentáculos terrestres— para transmutar su fuerza, su odio y su rencor en Perdón, Unidad y Amor.

Ante este escenario, la recepción de este legado sagrado por parte de la Humanidad se verá reflejado en la liberación de información a manos de las potencias del mundo, incluyendo las grandes religiones, que se sumarán a las revelaciones de importantes descubrimientos científicos y arqueológicos que irán «desempolvando» nuestra verdadera identidad. Desde luego, todo ello como parte de una influencia positiva de la Hermandad Blanca y nuestro propio trabajo —que involucra principalmente una transformación interna personal, como nos enseñaron los Guías desde un principio—, en donde el trascendental contacto es con nuestra propia Esencia, identificándonos con todos los demás, sin las ilusorias apariencias de la materia, que nos limita y nos separa. No es por nada que los mayas, al saludarse, decían «In Lakesh», que quiere decir: «Yo Soy En Ti».

El reconocimiento del uno en el otro, en el Amor, el Perdón y la Fe, de saber que no estamos solos, son y serán las herramientas para consolidar este triunfo de conciencias que anuncia a gritos —para quien tenga oídos para escuchar— el retorno de la luz al mundo; el «Amanecer Galáctico» que esperaban los mayas; el nuevo Pachakuti que profetizaban los Incas; el arribo del Maitreya o «Buda de la Compasión» que se aguarda en Oriente. Este Gran Retorno —al margen de cuál sea nuestra convicción religiosa— señala la Reconexión de los Tiempos, y por tanto, el propio advenimiento del Cristo Cósmico.

La Clave del Retorno, expresada numéricamente en el Activador 14, nos advierte de un acontecimiento extraordinario y positivo para el planeta.

Aquel que vino, enseñó, murió, resucitó y triunfó espiritualmente por la Humanidad, está volviendo a nuestro planeta en medio de estos grandes cambios para evaluar el proceso, la semilla que El sembró.

Y viene.

Y tenemos que preparar su retorno, siendo ejemplo de nuestras propias vidas.

El Plan Cósmico, y el orden interrumpido, por el amor y el trabajo humano, empieza a ser cumplido.

¡Que así sea! ¡Así será! ¡Así es!

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